OSCURIDAD DIURNA

Por Sara Jiménez

A veces es fácil ocultarse entre las sombras. Ellas son compañeras en la soledad, siluetas libres de cadenas que avanzan por nuestros espacios y descubren nuestros secretos más profundos.

En la noche somos diferentes, la esencia cambia debajo de la piel. Desde las penumbras habitamos inocentes y curiosos frente a nuestros miedos, entramos en una catarsis por descubrir atmósferas desconocidas y sensaciones lúdicas. Los huesos se suavizan, pesa menos el alma, las quimeras nos visitan y se cristalizan en el espejo de la irrealidad.

Estamos solos en la oscuridad.

Entonces nuestra mente vuela hacia territorios vírgenes, nos transporta a islas imaginarias donde somos los únicos protagonistas. Tejemos historias y enlazamos lo ordinario con lo extraordinario. Rompemos el horizonte con nuestra imaginación y hablamos idiomas nunca antes conversados.

Al día siguiente somos de nuevo coderos atrapados en la infame realidad. Nos duelen las pupilas de la memoria. Abrazamos el silencio y añoramos con esperanza el atardecer, la despedida del sol, mientras transitamos con cuerpos vacíos y estériles esa oscuridad diurna imbatible, con suerte descubrimos que aún estamos en pleno letrargo. Mañana será otra noche...

Y a ti, ¿que sentimientos te genera la oscuridad?

---

ESPERAMOS CON GUSTO TU PARTICIPACIÓN EN ESTE BLOG